lunes, 1 de marzo de 2010

El león y su Ejército



Estimados amigos de EnlazaDOs , esperemos que disfruten como nosotros del mensaje de esta fábula que compartimos a continuación…

Cuenta una historia que en una ocasión el León, Rey de la selva, estaba muy angustiado por la cantidad de cazadores que perseguían a los animales, por ello, decidió reunir un ejército para defenderse de éstos.

Cuando inició su búsqueda, al primero que encontró fue a un enorme y pesado Elefante.

- Buenos días, Majestad - Saludó con honores el elefante.
- Buenos días querido Elefante. -Dijo el León respondiendo la reverencia y procedió a preguntar: ¿Quieres formar parte de mi ejército?-
- ¡Por supuesto majestad! -Respondió rápidamente el elefante.
- Tú serás nuestra gran defensa, ya que eres grande y fuerte, irás siempre por delante .-Añadió el León.

Así continuaron los dos a la búsqueda de nuevos aliados. Al poco tiempo,se encontraron con el Lobo, que saludó respetuosamente:

- Buenos días, Majestad.
- Muy buenos días señor Lobo- Estoy preparando un ejército para defendernos de los cazadores. ¿Querrás venir con nosotros?

El elefante miró al león y le preguntó:
- ¿De qué nos va a servir un animal tan pequeño, comparado conmigo? ...

El rey de la selva, haciendo caso omiso del comentario se dirigió de nuevo al lobo y le dijo:

- Tú podrás ser uno de los más feroces soldados.

El lobo aceptó sin duda alguna y los tres continuaron la marcha a la búsqueda de más soldados. De repente se encontraron con un Mono y el león le formuló la misma pregunta para que formara parte de su ejército.

- ¿Para qué quieres a éste en nuestro ejército? no sirve para nada... comentó el lobo...
- Siempre será bueno distraer al enemigo y nadie lo hará mejor que él- Zanjó el León.

De allí continuaron los cuatro el camino, mientras el león comenzaba a ver cómo se iba formando su ejército. De pronto, aparecieron en su paso una atemorizada Liebre y un pobre Burro que apenas podía caminar. El león se dirigió a ellos ante la incredulidad del elefante y del lobo...

- ¿Los va a reclutar, majestad?- preguntaron al unísono.
- ¡Claro que sí! - Rugió el león.
- Pero, ¿para qué? - Preguntó el lobo- ¿No te das cuenta que la liebre es un animal siempre atemorizado, que siempre escapa a todo correr y que este pobre burro está tan tullido que no puede ni con su peso? ¡Estos no nos van a ayudar en nada! -Ante su asombro, el León los reclutó.

Pasaron muchas jornadas cuando finalmente llegó el día de la batalla. El Burro, sentado en un punto avanzado rebuznó bien fuerte y avisó a todos de la proximidad del enemigo. La Liebre, aprovechando su velocidad, corría llevando mensajes de uno a otro. El Mono distraía a los cazadores saltando de árbol en árbol gritando como solo sabía hacerlo él. Mientras tanto, el Elefante aparecía con su trompa, rebufando hacia todos lados; detrás de él, por un lado apareció el Lobo con la espalda electrizante y enseñando los colmillos. Por el otro lado, el León hizo su aparición estelar rugiendo y zarandeando su magnífica melena.

El resultado fue evidente: los cazadores huyeron tirando las armas y jurando no volver más a la selva.

El león fue un verdadero líder, ya que consiguió trabajar con las fortalezas de los miembros de su equipo, aún cuando los demás veían claramente sus debilidades. El elefante veía muy pequeño al lobo. Estos dos no veían utilidad alguna en el mono y aún menos en la liebre y el burro.

Si consiguiéramos concentrarnos más a menudo en las cualidades y no en los defectos de aquellos que nos rodean, con seguridad nuestra vida sería más agradable. Por el contrario, es mucho más habitual concentrarse en los puntos desagradables de los demás, ¿recuerdan a esa persona que siempre está criticando todo y encontrando defectos en todos con los que se cruza? ¿A que no es agradable estar con alguien así?

Si no somos capaces de ver alguna buena cualidad en los demás, debiéramos preocuparnos, pero por nosotros mismos, ya que no podemos percibir todo lo bueno que hay alrededor nuestro.

Si queremos enfocar nuestras acciones podemos hacerlo de dos maneras:

De forma negativa: al ver solamente los defectos y puntos débiles de aquellos con quienes nos toca vivir o trabajar.

O de forma positiva: al darnos cuenta de las cualidades y puntos fuertes de los demás y aprovecharlos para beneficio de todos, contando con un equipo extraordinario.

¡Es tuya la decisión! Mira dentro de ti y camina junto con tu equipo hacia el éxito y la felicidad.

Hasta el próximo enlace…

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